miércoles, 25 de marzo de 2015

Jaime y Gabriela

Parece que se trata de una convención lingüística del español: los nombres de miembros de las familias reales se indican en español, no en el idioma original.

Hablamos de la reina Isabel (no Elizabeth) de Inglaterra; de Carlos (no Charles), príncipe de Gales; del rey Carlos Gustavo (no Carl Gustav) de Suecia; del príncipe Alberto (no Albert) de Mónaco…

Como digo, es una convención que nos hemos dado los hablantes de español. Podría ser de otra manera, pero resulta que es así. Por lo tanto, deberíamos aceptarla y deberíamos aplicarla.

Hace ya unas semanas, fueron presentados en sociedad los gemelos recién nacidos del Principado de Mónaco. En El País del 08/01/2015, Mabel Galaz titulaba así la información: ‘Estos son Jaime y Gabriela de Mónaco’. Pero, luego, en el texto los mencionaba como Jaime Honoré Rainier y Gabriela Thérèse Mari (sic).

¿No debería ser Jaime Honorato Rainiero y Gabriela Teresa María?

miércoles, 18 de marzo de 2015

Yesos y escayolas

Iba yo el otro día de camino al trabajo con mi vehículo unipersonal de dos ruedas sin motor (con mi bici, vaya) por una calle de carril único, cuando estuve un rato largo circulando detrás de una furgoneta en la que ponía

Agustín
Yesos y escayolas
Talavera de la Reina

El tráfico era tranquilo, así que, casi sin querer, presté más atención de la necesaria a lo que estaba escrito, particularmente a la frase de en medio: me resultaba curiosa por las tres yes que contenía. Inmediatamente, mi mente ludolingüística se puso a jugar con disociaciones (Con don Quevedo)… y fue bien productiva:

Yesos, yesca y olas
Yesos y escay, olas
Yesos, yesca, yolas
Y esos y esca y olas
Yes, os, yes, cayo, las
Y, es, os, y, es, ca, yo, las

Y todas las combinaciones posibles entre estas palabras disociadas.

¡Uf! ¡Lo que da de sí un paseíto en bici!

¡Ah! ¿Que no sabes qué es yesca ni yola ni esca? El diccionario te sacará de dudas. ¡Ábrelo!

miércoles, 11 de marzo de 2015

Hora 0

Termina uno de cenar, recoge la mesa, limpia la cocina y se instala delante de la tele. Tras unas cuantas cabezadas, cuando está a punto de caer en el primer sueño, empieza la película. Mientras salen los primeros créditos, en pantalla aparece un mensaje que dice:


Y, ¡sorpresa!, a uno se le pasa la modorra ipso facto. Porque, ¿qué es eso de las 00:00? ¿Qué hora se supone que es? ¿No querrán decir las 24:00?

Que yo sepa, no hay ninguna hora 0, como no hay un día 0 ni tampoco un año 0. Cuando uno cuenta los días del mes, empieza por el 1, no por el 0: día 1, día 2, día 3… y así hasta el día 31, que es el último. Y el mes siguiente vuelve a empezar por el día 1. No hay 0 por ningún lado.

Con las horas, pasa lo mismo: la 1, las 2, las 3… y así hasta las 24 (o 12 de la noche). No hay ninguna hora 0. Después de las 23:59, vienen las 24:00 y, luego, las 00:01. No hay 00:00.

Claro que eso del tiempo parece una magnitud bastante flexible… a tenor de lo que se observa en este cartel de un restaurante:


¡Días de 25 horas! ¡Uau! Ver para creer.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Juegos aéreos

Por cuestiones laborales, recientemente he tenido que hacer un par de viajes en avión. Ninguno demasiado largo —poco más de un par de horas—, pero ambos con tiempo suficiente para leer, echar una cabezadita, volver a leer, mirar el paisaje (si no está nublado o no se ha hecho todavía de noche, claro), aburrirse un rato…

La mayor parte del tiempo, no obstante, al viajero de avión no le queda más remedio que mirar hacia delante. Y ¿qué tiene justo delante? Pues el respaldo del asiento delantero, y bien cerquita, por cierto. Y en el respaldo, una suerte de compartimento con algunos documentos que sobresalen: las instrucciones de seguridad, la carta, una bolsa para basura, la revista de la compañía. Total, que el viajero se pasa la mayor parte del vuelo viendo el logotipo de la compañía estampado en esos documentos y el nombre de la revista. En mi caso, Iberia y ‘Ronda’.


Al final, al viajero ludolinguista que es uno se le ocurre matar el aburrimiento jugando mentalmente con el nombre de la revista, que tiene unas letras muy apañadas para ello. Y empieza buscando anagramas. Y le salen unos cuantos:

Radón, Nardo, Nador (la ciudad marroquí), Doran, Donar, Dorna (la empresa que organiza actos deportivos, como el mundial de motociclismo),  Andro (el prefijo relativo a hombre, varón), Ornad

Cuando ya no encuentra más, se pone a buscar palabras que contengan las cinco letras de Ronda y repitan una, o varias, de las cinco. Y le salen otro montoncito:

+ 1 = Rondan, Rondad, Rondar Donará, Ornada, Ornado, Adoran, Adorna, Arando,

+ 2 = Andorra, Andador, Andaron, Nadaron, Nadador, Donarán, Rondado, Rondada, Ronda, Adornan, Adornad, Ornando

+ 3 = Rondando, Rondarán, Rondaron, Adorarán, Adoraron, Adorando, Andadora, Nadadora, Adornado, Adornada

+ 4 = Andorrano, Andorrana, Adornando, Adornador, Adornaron, Adornarán

+ 5 = Adornadora

Con 6 letras repetidas o más, este viajero no encontró nada.

Luego, decide tomar las cinco letras de Ronda y ver cuántas palabras pueden formarse sin repetir ninguna letra. Y encuentra otro montón:

Con 2 letras: Ro (la letra griega), Ra (el símbolo del radio), Da, Do, No, Na (el símbolo del sodio), Ar (la voz de mando militar)

Con 3 letras: Ran (la película de Akira Kurosawa), Ron, Don, Dan, Dar, Aro, Ano, Ora, Oda

Con 4 letras: Roda (el pueblo de Albacete con artículo),  Dora (el nombre de mujer),  Dron, Nora (otro nombre de mujer), Nado, Nadó, Ardo, Arno (el río de Florencia), Ando, Orán (otra ciudad marroquí), Oran, Orad

Y así, poquito a poquito y con un poco de imaginación, se pasa uno el viaje la mar de entretenido. ¿O tendría que decir: …el aire de entretenido? ¡Je, je!

Ciertamente, las letras de Ronda son muy apañadas para este entretenimiento. Con Iberia ni lo intenté. Quizá en otro viaje, aunque se me antoja bastante más complicado. ¿Lo intentas tú y, luego, me cuentas?