martes, 24 de diciembre de 2013

Menú navideño

En verano, comí un par de veces en el restaurante Maràngels (Sant Gregori, cerca de Gerona) y un día pedí helado de postre. No es mi intención incidir aquí sobre la calidad de la comida, la calidez del local o la tranquilidad del paraje. Lo que me interesa destacar es que me trajeron el helado… de lado. Sí, el helado era lo que solemos llamar un corte pero, en vez de servirlo tumbado, que es la forma habitual, lo presentaban erguido.

Recuerdo que los comensales hicimos algún comentario al respecto, porque nos sorprendía esa forma de presentarlo, más que nada porque nos parecía algo inestable. El caso es que una cosa llevó a la otra y a alguien se le ocurrió que quizás no sería mala idea que en el menú lo indicaran precisamente así: helado de lado. Hay que reconocer que la sonoridad de la denominación podría dar mucho juego, pero, bueno, ahí se quedó la cosa.

Todo esto es para decir que se me ha ocurrido preparar un menú ludolingüístico para estas fiestas. Si alguien no sabe qué poner en la cena de Nochebuena o en la comida de Navidad o de Año Nuevo, aquí le sugiero unos cuantos platos ludolingüísticos.

Aperitivos

Ajos a la soja
Cabello de cebolla
Nata a la albahaca

Primeros

Alas a la sal
Pasta al pesto con pisto
Patatas asadas a la brasa

Segundos

Cerdo con cardo
Conejo con ajo
Pechuga con lechuga

Postres

Bananas con ananás
Manzana asada
Naranja amarga

Bebidas

Cava catalán
Té verde
Vino fino

Hay un aperitivo palindrómico, otros anagramático y otro monovocálico. Hay dos primeros monovocálicos y otro paronímico. Los tres segundos son paronímicos. De los postres, uno es paronímico y los otros dos, monovocálicos. Y de las bebidas, dos son monovocálicas y la otra, paronímica.

Pues eso. ¡Qué aproveche!

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Un plural raro raro

En español, existen tres maneras de formar el plural de una palabra: añadiendo una -s al singular (por ejemplo, pera / peras), añadiendo -es al singular (por ejemplo, peral / perales) o, en el caso de las palabras invariables, dejándolas tal cual (por ejemplo, la crisis / las crisis).

Por lo tanto, las palabras que en singular terminan en –x forman el plural o bien añadiendo -es (por ejemplo, un fax / dos faxes) o bien permaneciendo invariables (por ejemplo, el tórax / los tórax, el córtex cerebral / los córtex cerebrales).

De ahí la sorpresa que causa la palabra excrex. ¿Que qué es eso? Pues es el nombre que se da en Aragón a un tipo de donación de un cónyuge a otro. Es un vocablo restringido al campo de lo forense, con lo cual seguramente pocos hispanohablantes, aunque sean aragoneses, lo conocerán. Pero eso es lo de menos aquí.

Lo que me interesa destacar de esa palabra es su plural, que es el más extraño que se conserva en español: excrez.

Un plural terminado en -z. ¡Extraordinario! Lástima que la palabra ha desaparecido ya del DRAE… imagino que porque se usaba poquísimo y se conocía menos. ¡Descanse en paz!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Aceros de Llodio

El otro día, tras un eructo que solté después de una comida, mi mujer dijo:
—¡Vaya! Pareces ahíto… García Reneses.

No me quedó otra que disculparme y sonreír… y alegrarme porque me había dado pie para hablar otra vez de los parónimos (ver Como tres veces, noviembre 2013). García Reneses era un entrenador de baloncesto al que llamaban Aíto, no sé si porque su nombre era Alejandro y de ahí Alejandrito. Ahíto y Aíto son parónimos: se pronuncian igual aunque se escriben diferente.

Recuerdo un chiste que me contaron tiempo atrás: van dos amigos por la carretera y se topan con un letrero que pone Aceros de Llodio. Y uno de ellos le pregunta al otro:
—¿Nos hacemos?

Aceros y haceros también son parónimos: se pronuncian igual aunque se escriben diferente y significan cosas diferentes.

Otro ejemplo de parónimo es la expresión sed de agua. Si la ves en una máquina expendedora de botellas de agua, entenderás qué pretende decir la frase. Pero, si alguien oye o lee la frase aislada de su contexto, quizá interprete que nos están exigiendo que seamos de agua. Sed, sustantivo, y sed, forma verbal del verbo ser, son parónimos también.

A uno le recuerda aquello que decía Bruce Lee en inglés en un anuncio de no sé qué no hace tanto tiempo:
—Be water, my friend!

Pues eso: dejemos que fluya el lenguaje y permitamos que nos empape con sus maravillas.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Amor y Roma

Uno
No recuerdo el título ni los actores, tampoco el argumento. No recuerdo casi nada, solo que era una película de policías e intríngulis detectivescos, que al final se resolvían porque alguien se daba cuenta de que el nombre, ficticio, de un personaje, Wen Kroy, leído al revés era New York.

Dos
En 'Cercamón', de Lluís Racionero i Grau, un perfecto nombre dado a los capellanes cátarosdice: "Nosaltres som els vertaders cristians, el papa és el porc senglar de la selva: hi ha dues esglésies, la d'AMOR i la de ROMA. Gireu les paraules i veureu com una és el contrari de l'altra. Hi ha dues esglésies, una que fuig i perdona, l'altra que persegueix i crema. Trieu!"

Traducción mía: Nosotros somos los verdaderos cristianos, el papa es el jabalí de la selva: hay dos iglesias, la de AMOR y la de ROMA. Dad la vuelta a las palabras y veréis cómo una es lo contrario de la otra. Hay dos iglesias, una que huye y perdona, otra que persigue y quema. Elegid.

Tres
Este disco de Joan Manuel Serrat.


Son tres ejemplos de lo que los ludolingüistas llaman bifronte: una palabra que leída al revés da otra palabra. Más ejemplos:
las | sal
res | ser
amar | rama
raza | azar
sala | alas
rata | atar
arroz | zorra
atlas | salta
seria | aires

No es muy  difícil encontrar bifrontes de tres o cuatro letras. Sí, de seis o más. ¿Te animas a cosecharlos?

Los bifrontes son interesantes en sí mismos, desde luego, pero mucho más como munición para formar palíndromos. Sí, ya sabes, esas frases que se leen igual del derecho que del revés (ver La ruta natural, octubre 2013): como son palabras con dos caras (eso es lo que quiere decir bifronte), son muy útiles para construir frases palindrómicas.

¡Venga! ¡A por ellos!

miércoles, 27 de noviembre de 2013

De imprevisto

Lo soltó Christian Gálvez, un famosillo presentador de televisión. Y se quedó tan pancho.

De imprevisto no se dice; se dice de improviso, que equivale a sin prevención ni previsión.

Ya tiene delito que un conductor de un concurso en el que las palabras son la materia prima, Pasapalabra (¡una palabra monovocálica de nivel A5!; ver Efervescentemente, septiembre 2013), meta el cuezo de tal manera. En fin, será cosa de los tiempos que corren.

Por cierto, ¿cómo lo dirías: quedarse tan pancho o quedarse tan ancho? Pues resulta que, a tenor de lo que refleja el diccionario, en este caso se pueden utilizar las dos expresiones:

-       quedarse tan ancho (o quedarse tan fresco, o quedarse más ancho que largo) significa mostrarse despreocupado y tranquilo; y

-       pancho, en cuanto adjetivo, significa tranquilo, inalterado, satisfecho con algo.

Así que si queremos decir que el famosillo Christian soltó una barrabasada lingüística y se quedó tan tranquilo, podemos decirlo de las dos maneras:

-       Christian se quedó tan ancho

-       Christian se quedó tan pancho.

Otra cosa sería que no se llamara Christian sino Pancho. Entonces, para regocijo de este ludolingüista, habría que decir:

-       Pancho se quedó tan pancho.

Y sería una verdad… doble.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El as de los anagramas

Ya he hablado aquí de los anagramas en un par de ocasiones (Anagramas en el baño y Ana Magra, junio 2013). ¡Sí!, ya sabes, esas palabras que tienen las mismas letras pero en un orden diferente: roca / caro, cocina / acción
Desde un punto de vista lúdico (y solamente lúdico, por supuesto), los anagramas permiten establecer algunas verdades universales… ludolingüísticas. Ahí van tres:
-       Los ecuatorianos lo tienen muy fácil para ser muy buenos aeronáuticos.

-       Quien se apellida Prieto tiene un futuro muy prometedor como perito.

-       Es mejor mantenerse alejado de cualquier Asensio, no sea que se transmute en un asesino.
Como digo, es puro juego. Que nadie se sienta ofendido, por favor.
Pero a mí lo que más me satisface es cuando me topo con anagramas sorpresivos. Es el caso de estos dos que ilustro a continuación:

Llevo años pasando por delante de esta agencia de viajes y hasta no hace mucho no me había dado cuenta de que es un anagrama perfecto. 

Este municipio de la provincia de Barcelona (formado por dos núcleos urbanos) casi es limítrofe con mi pueblo de origen… y hasta este verano no me he dado cuenta de que es anagramático.

Y sorpresivo es también encontrar anagramas… en un crucigrama. Mira este ejemplo de Mambrino, publicado el 13/10/2013 en El País:
-       Revoltijo como no oí jamás à amasijo.
-       Balinesa no, pero sí asiática à libanesa.
-       Mate hormigas con los pies à pise.
-       Narcos camuflados en la City à Carson (por Carson City, capital de Nevada).
-       La lengua de Bután, digo de África à bantú.
-       Cuerpo se ofrece a tía mona à anatomía.
-       Gabinete en Cagliari à Caligari.
-       Fastidia, pero Borja no à joroban.
-       Indígenas con ganas… de seguir en el Congo à sanga.
-       ¿Y un sirenio dando la manita? à manatí.
¡Diez! ¡Nada menos que diez anagramas escondidos en las definiciones!
Además de ser un excelente crucigramista, Mambrino es también un gran anagramista. Por eso me vas a permitir que le conceda el título de ‘el as de los anagramas’. Estás de acuerdo conmigo, ¿verdad?

jueves, 14 de noviembre de 2013

Como tres veces

Los lingüistas llaman parónimos a dos vocablos que se escriben igual o que se pronuncian igual o que se asemejan mucho y tienen significados diferentes. Es el caso, por ejemplo, de cabo (del ejército) y cabo (de una vela) o de ala (de pollo) y hala (exclamación) o de casa (de campo) y caza (furtiva).

Desde este punto de vista, la palabra como da mucho juego, porque puede tener, al menos, dos significados:

-       Por un lado, es la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo comer.

-       Por el otro, puede ser conjunción, adverbio de modo (también interrogativo, en cuyo caso lleva acento)…

Un epigrama de Tomás de Iriarte juega con esta dualidad de como. Veamos:

He reñido a un hostelero.
¿Por qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?
Porque donde cuando como
Como mal, me desespero.

(Extraído de ‘Historias de la Historia’, de Carlos Fisas.)

En mi barrio hay un par de restaurantes que también juegan con esa posibilidad ludolingüística que proporciona como. Uno se llama Cómo me lo Como y el otro, Compostela. Me dirás que vale, que el primero está claro, pero que el segundo…


Pues el segundo es un restaurante gallego en cuya entrada, si te fijas bien, indica ¡¡Como en Galicia!! Y uno se pregunta cuál ha sido la intención al escribir esa frase: ¿pretenden decirnos que, cuando uno entre en el local, se sentirá y comerá como si estuviera en Galicia?; ¿o quizá pretenden afirmar que el local es territorio gallego y, por lo tanto, si estoy dentro, estoy comiendo en Galicia? Probablemente, sea lo primero, pero nunca se sabe, con tanta veleidad independentista existente en estos tiempos.

De todas maneras, se podrían haber evitado las dudas que genera esta frase con una redacción distinta, que, además, haría las delicias de cualquier ludolingüista:

¡¡Como como en Galicia!!

Por cierto, se me está ocurriendo que no estaría mal montar un restaurante italiano y ponerle por nombre:

Como como en Como

Seguro que podría convertirse en un lugar de encuentro ideal para ludolingüistas. ¿Alguien se anima?

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cuando los cómics se llamaban tebeos

En realidad, se llamaban a sí mismas 'revistas de humor' o 'revistas juveniles': TBO, DDT, Tio Vivo, Din Dan, Pulgarcito, Mortadelo, Lily (revista juvenil femenina)… eran sus títulos. Lo de 'tebeo' vino precisamente a raíz de la primera o más conocida de todas ellas.
  


 Quiero destacar aquí dos peculiaridades de los tebeos de entonces. Una, que las historietas solían tener títulos rimados para, supongo, resultar más graciosos. Algunos ejemplos:
– Mortadelo y Filemón, agencia de información
– Anacleto, agente secreto
– Doña Tecla Bisturín, enfermera de postín
– Barón, el gato pardo, y el mayordomo Abelardo
– Pascual, criado leal
– Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio
– El Profesor Tragacanto y su clase, que es de espanto
– La familia Trapisonda, un grupito que es la monda
– Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte

Y dos, que los nombres de los protagonistas solían ser 'parlantes'; es decir, que revelaban rasgos de su personalidad o de su oficio. Algunos ejemplos:
– Don Pelmazo
– Don Tacañete
– Pitagorín
– El doctor Cataplasma
– Don Salicilato: un farmacéutico
– Aspirino y Colodión: un par de científicos
– Carpanta: un pobre que vive bajo un puente y que siempre está hambriento
– Rompetechos: un cegatón
– Zipi y Zape: dos hermanos, de moda ahora por una película, que en cada historieta arman un buen zipizape


¡Ah! ¿Que no sabes qué quiere decir zipizape? ¿Y tampoco carpanta? ¿Y menos trapisonda? ¿Y no hablemos ya de colodión? El diccionario está dispuesto a echarte una mano. ¡Úsalo!

miércoles, 30 de octubre de 2013

A vueltas con el ex


Ya he comentado aquí en alguna ocasión que el prefijo ex da mucho juego, sobre todo, a raíz de haberse modificado la norma académica que regula los prefijos (ver El expreso de Guantánamo y Tintor que tintas iglesias, enero 2013). Pero también parece que, además de juego, da dolores de cabeza a más de uno. Y es que la norma dice que ex, como los demás prefijos, debe escribirse siempre pegado a la palabra siguiente (como en exmarido), excepto si le sigue un nombre compuesto, que se escribirá separado (como en ex primer ministro). Y ahí es donde aparecen las dudas.

En una información publicada en lavanguardia.com, titulada ‘Caso de los ERE: Quién es quién’ (09/10/2013), la periodista Pilar Solís menciona los siguientes excargos:

-       exconsejeros
-       ex consejero
à ¿No debería ser exconsejero?

-       ex presidentes de la Junta de Andalucía
à ¿No debería ser expresidentes de la Junta de Andalucía?

-       ex director general de Vitalia
-       exdirector general de Trabajo
à ¿No debería ser ex director general de Trabajo?

-       exsecretario de Desarrollo Industrial de CCOO
-       exsecretario de Organización de Industria Textil de CCOO
-       ex secretario de UGT
à ¿No debería ser exsecretario de UGT?

-       exgerente del Instituto de Fomento de Andalucía  en Sevilla

¿Cómo puede un profesional de la comunicación no darse cuenta de que escribe una cosa… y también la contraria? ¿No se para a recapacitar ni siquiera un poco? ¿Cómo va uno a fiarse de la información que da si tiene tamaño lío con algo tan sencillo?

Eso sí, en expediente el ex lo pone siempre pegadito. ¡Menos mal!


miércoles, 23 de octubre de 2013

La ruta natural

Todavía no había hablado de ellos aquí… y ya tocaba. Me refiero a los palíndromos. ¿Que qué es eso? Los palíndromos son a las letras lo que los capicúas a los números: una palabra que se lee igual del derecho que del revés. Mira estos ejemplos:
Ojo
Ala
Salas
Solos
Somos
Radar
Aérea
Anilina
Recocer
Reconocer
Sometemos
...

El palíndromo es el súmmum de los juegos lingüísticos. Sobre todo los formados con varias palabras. Los de una sola palabra son difíciles de encontrar, pero eso es todo. Quiero decir que solo es necesario estar ojo avizor y no perder ocasión… pero ahí se acaba todo. Los de varias palabras es necesario pensarlos, crearlos, y eso requiere un mayor esfuerzo. Pero, como siempre digo, también la satisfacción es mayor. ¡Inténtalo! ¡Verás cómo atrapas alguno!

Tampoco se trata de poner el listón muy alto y no conformarse con menos de:

Dábale arroz a la zorra el abad

que es el palíndromo más conocido, y no sé si también el más largo, en español. También nos pueden valer algunos más cortos:

Luz azul
Ajos a la soja
Ortopeda de potro

Aunque a mí el que más me gusta es:

La ruta natural

¡Ánimo con ellos!

martes, 15 de octubre de 2013

La manito

Pues resulta que el diminutivo de mano, que aquí en España es manita, en muchos lugares de América es manito. Curioso, ¿verdad?

En realidad, si te pones a pensarlo, es lo más normal del mundo: si un sustantivo termina en -o, ¿por qué no va a terminar también en -o su diminutivo? ¿Acaso no decimos también la motito y la fotito como diminutivos de moto y foto?

¿Y acaso no hacemos terminar en -a los diminutivos de los sustantivos masculinos que acaban en -a?: un problemita, un mapita, un curita

Por lo tanto, la manito está más que justificado.

Y ya puestos, ¿por qué no vamos a poder decir el bebite (diminutivo de bebé) o el principite (de príncipe), acabados en -e como las palabras de las que se derivan?

¡A ver si va a resultar ahora que seguir las normas es una transgresión!

miércoles, 9 de octubre de 2013

¡Dúchate, mi moruna!

¿Te acuerdas de El jefe y Clara (julio 2013)? Allí hablaba de los textos monovocálicos: textos escritos con palabras que contienen la misma vocal. ¿Conseguiste hacer alguno? ¡Sí! ¿A que es divertido? Complicado, pero divertido; trabajoso, pero satisfactorio, ¿verdad?

Si piensas que valió la pena, te propongo ahora dar un paso más… y complicarte un poco más la vida. ¡Sí! ¡Es posible complicarse más! ¿Cómo? Haciendo un texto en el que utilices todas las vocales, las cinco, siempre en el mismo orden natural: a e i o u.

¿Que no lo entiendes? Aquí te pongo un ejemplo:

«Ante mí, modúlate, hijo. Una vez vi 'okupas' de nidos: un par de mirlos. Una semilocura de pinzón dura —te digo— un cante. Inoculásteis Portugal de higos. ¿Usastéis los cuadernillos? Luchas, he visto muchas. He sido muda. He sido ruda. Me dijo: ¡Dúchate, mi moruna! Seis con una decido sumar. Perdí los suaves hilos, lugar de mitos... ¿Cuál? Repito: ¡Dúchate, mi moruna! »

En este ejemplo, la secuencia a e i o u se repite 25 veces. Por supuesto, cuanto más largo sea el texto, mucho mejor. Ahora bien, no vale poner las palabras unas detrás de otras al tuntún. Es necesario que el conjunto tenga un sentido, que sea coherente, que las palabras fluyan… cosa que no es nada fácil. No hay más que ver, ¡ejem!, el texto que te he propuesto.

Perseverando, seguro que lo consigues. Sin prisas, releyéndolo varias veces, dejándolo madurar… seguro que logras un texto pentavocálico de primera. Luego, haz la prueba: dáselo a leer a alguien de tu entorno. Si no se da cuenta del artificio pentavocálico, será señal de éxito. ¡Inténtalo!

miércoles, 2 de octubre de 2013

Catar y Gana

Antes se escribía Qatar, con qa. Ahora, tras las últimas novedades en la ortografía del español, se recomienda escribir Catar, con ca. Y me parece bien, porque ¿no nos han enseñado siempre que la q va seguida de u (como en queso o en quiniela)? ¿A qué venía, pues, eso de tener palabras con qa cuando se podían escribir perfectamente de otra manera sin que, por ello, dejaran de ser comprensibles? El hecho de que fueran de procedencia no española no era excusa. Bien por las Academias de la Lengua Española.

Otro nombre de país que ha sufrido una modificación a raíz de las últimas novedades ortográficas del español es Baréin. Tradicionalmente se ha escrito Bahréin, con hache intercalada; ahora se propone simplificar el nombre eliminando la hache. Bien otra vez por las Academias: cuanto más sencillo hagamos el idioma, mejor para todos.

Pero, ¿por qué no han propuesto modificar también la escritura de Ghana? También incluye una hache intercalada entre una g y una vocal, combinación de letras extraña en español. Lo lógico hubiera sido españolizar este topónimo y eliminar la hache, como sí ha sucedido con Baréin. Lástima. Si las Academias hubieran actuado con coherencia en este caso, con un poco de suerte, quizá en el próximo Mundial de fútbol podríamos haber visto escrita la siguiente frase, que haría las delicias de cualquier ludolingüista:

Si Gana gana, los de Irán irán a catar a Catar.


NB: Por cierto, ¿por qué se considera consonante la hache si carece de sonido, no puede sonar, ni, por lo tanto, puede 'consonar'?

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Efervescentemente

En Ochoa y más (mayo 2013), hablé de un divertimento lingüístico consistente en encontrar la palabra española con más número de [indica una vocal] y ninguna vocal más.

En aquel momento, daba algunos ejemplos para cada una de las vocales. Así, señalaba una palabra con 5 aes, otra con 5 es, varias con 4 íes, una con 5 oes y otra con 4 úes.

Ahora, quiero indicar unas cuantas palabras más que he encontrado. Aunque no todas superan en número de vocales a las mencionadas anteriormente, creo que es interesante indicarlas, porque eso de tener solamente una vocal las hace singulares y, en cierto modo, atractivas.

Con la a, no consigo superar el nivel A5: cantamañanas, santabárbara, atarazana

Con la e, llego al nivel E7: efervescentemente. Ya dije que el sufijo –mente podía dar mucho juego.

Con la i, me quedo en I4: quiquiriquí.

Con la o, se me antoja que puede ser posible superar el nivel O5, pero no encuentro nada.

Con la u, se puede llegar al nivel U5 con sucusumucu. Rara, ¿verdad?

Este divertimento es sencillo y no requiere conocimientos especiales, solo prestar atención al idioma. Divertirse con ello está al alcance de todo el mundo y, creo, es muy apropiado para los niños. Se puede plantear como un juego-competición, pero también como un juego-aprendizaje de vocablos nuevos.

Por cierto, si no conoces algunos de los indicados más arriba… el diccionario te sacará de dudas. ¡Úsalo!

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Aumentativos falsos

En español, para aumentar la magnitud del significado de un vocablo, podemos utilizar el sufijo -azo, -aza. Así, un coche de gama alta será un cochazo; una mano grande, una manaza; un yogur superexquisito, un yogurazo (oído en un anuncio de yogures)…

Pero también existe la posibilidad de utilizar el sufijo -ón, -ona. Así, un chiquillo más que inocente será un inocentón; una mujer que se pasa de pícara, una picarona; un bebé que no veas qué cantidad de caca hace, un cagón…

A mí, este segundo sufijo me gusta mucho más que el primero, da mucho más juego. Existen en español un montón de palabras que terminan en -ón, pero que no son necesariamente aumentativos. Acabo de utilizar una, montón, y a nadie se le ocurriría pensar que se trata de un aumentativo… a menos que uno sea un ludolingüista redomado y se divierta buscándole cinco pies al gato, como es el caso de quien esto suscribe.

En Una patilla es una pata corta (junio 2013), ya mencioné los malentendidos que pueden causar aquellas palabras que tienen apariencia de diminutivo, pero que no lo son. Y daba unos cuantos ejemplos: colilla, carrillo, gatillo…

Aquí se trata de lo mismo, pero presentado de otra manera. Mira los aumentativos que se pueden crear para describir determinadas situaciones:

-       Si mi hermana lee mucho, ¿es una leona?
-       Si un banquero tima mucho, ¿es un timón?
-       Si un macarra zurra mucho, ¿es un zurrón?
-       Si soy más vago que la chaqueta de un guardia, ¿soy un vagón?
-       Si salo las comidas más de la cuenta, ¿soy un salón?
-       Si tiro muchas cosas, ¿soy un tirón?
-       Si cojo muchas cosas, ¿soy un cojón?
-       Si mi perrita ladra mucho, ¿es una ladrona?
-       Si un carnero bala mucho, ¿es un balón?
-       Si soy la mar de grosero y basto, ¿soy un bastón?
-       Si un buzo es enorme, ¿es un buzón?
-       Si no hago más que peerme, ¿soy un peón?
-      

¡Da rienda suelta a tu imaginación y verás cómo encuentras palabras a las que dar una nueva vida en tus conversaciones!