miércoles, 30 de abril de 2014

¿Vinos gratis?

El otro día estuve en un restaurante a cenar con unos amigos y nos trajeron la carta de vinos. Los vinos venían agrupados por su denominación de origen. Y había un capítulo dedicado a los vinos de pago. Mi amigo Sebas, cachondo él, dijo:

—¡De esos, no! ¡De esos, no! ¡Mejor de los que son gratis!

Y las carcajadas de toda la mesa se oyeron hasta en la calle.

Y es que es verdad. Si hay un título que indica que son vinos de pago, es de lo más lógico pensar que el resto no son de pago; ergo, son gratis.

Pero no siempre es así la cosa. No con la lengua. La primera acepción que nos viene a la cabeza de una palabra no siempre es la buena. Es lo que pasa con los parónimos: palabras que tienen una forma igual o semejante o que se pronuncian de forma parecida, pero cuyo significado es totalmente diferente. Ya he hablado de ellos en alguna ocasión (Como tres veces y Aceros de Llodio).

En vinos de pago, es verdad que pago puede ser tanto un sustantivo derivado del verbo pagar, como un sustantivo derivado del latín pagus, que tiene que ver con tierra.

De hecho, vinos de pago es una categoría que hace referencia a los vinos que proceden de una finca determinada y cuyas características, por lo tanto, derivan de las vides y del microclima propio de la finca. Hay vinos de muchos pagos:

        


… y todos son de pago.

miércoles, 23 de abril de 2014

Eco eco

Hoy te presento otro divertimento ludolingüístico inocuo, como todos los demás de los que te hablo aquí. Mi único objetivo es darte motivos para llenar algún momento de tu ocio divirtiéndote con las palabras… que es una forma muy apañada de aprender a querer y respetar la lengua propia.

Hoy hablaremos de las repeticiones de sonidos o, mejor dicho, repeticiones de sílabas, que hacen que una frase parezca que tiene eco. No, no me refiero a esas expresiones que usamos normalmente en las que lo que se repite es una palabra entera como, por ejemplo, Esto sí que es un café café, para decir que es un café buenísimo; Hoy ando un poco así así, para decir que no estoy muy bien; o Casi casi he terminado, para decir que me queda un poquito.

No, me refiero a frases, más o menos forzadas, pero siempre con sentido, en las que buscamos que una sílaba se repita cuantas más veces mejor. El procedimiento de creación es sencillo: buscas una sílaba, la que quieras, y te estrujas el magín para crear una frase que la contenga varias veces seguidas. Un par de ejemplos:

-       Cambiaron defensa por portero
     [Lo que nos da una frase de nivel 2por (la sílaba por se repite 2 veces)]

-       Era el mejor burdel del delta
     [Lo que nos da una frase de nivel 3del]

Construir frases de nivel 2 es sencillo. Las de nivel 3 ya requieren algo más de esfuerzo. Pero lograr alguna de nivel 4 o superior, ya es harina de otro costal. Ahí sí que hay que estrujarse bien el magín. Por supuesto, cuantas más repeticiones se produzcan, mayor será el mérito y mayor la satisfacción del hallazgo. Algunos ejemplos:

-       ¡Cuidado con ese panqueque, que quema!
     [Nivel 4que]

-       Le pregunté si vivía en el piso nono y me respondió: No, nono, no. Noveno.
     [Nivel 5no]

-       El director del circo te ha elegido a ti, titi titiritera.
     [Nivel 5ti]

-       Que Francisco José te diga sí va a ir o no. Si sí, Sissi sí irá.
     [Nivel 5si, si se me permite la duplicación de la consonante]

Si el juego te agrada, con un poco de paciencia, puedes construirte todo un arsenal de ecos. Y así tendrás diversión asegurada cuando los compartas en sociedad, quizá en esos momentos de relajo tras una copiosa comida con familia o amigos en los que solemos buscar algún juego entretenido para hacer, de la digestión, el sopor soportable.

miércoles, 16 de abril de 2014

Hombro y codo, ojo y riñón

Leyendo ‘El enredo de la bolsa y la vida’, de Eduardo Mendoza, me he encontrado con la siguiente frase que pronuncia uno de los personajes:

— […] Contigo habría sido distinto: viejos camaradas unidos en una última aventura, hombro con hombro o codo con codo, que las dos formas admite el diccionario. […]

¡Curiosa frase en boca de un personaje de novela!

Y si Eduardo Mendoza lo ha escrito, así será, que él es más ducho que yo en estas cosas. Así que, como dice, para indicar que dos personas colaboran estrechamente, el hablante de español puede utilizar la parte del cuerpo que prefiera: el hombro o el codo. Curioso, ¿no?

Esa frase me trajo a la mente el caso de otras dos expresiones que utilizan también partes del cuerpo y que también son intercambiables entre sí, porque sirven para indicar lo mismo: si queremos decir que algo ha costado mucho, podemos utilizar la expresión costar un ojo (o un ojo de la cara) o la expresión costar un riñón. Al igual que ocurre con el caso anterior, aquí también se puede utilizar la parte del cuerpo que prefiramos.

De hecho, en cierta ocasión leí la frase siguiente:

Unos le decían que el viaje le iba a costar un riñón; otros, que un ojo de la cara. Tuvieron razón los segundos: volvió tuerto de sus vacaciones.

Por cierto, ¿te has dado cuenta de que tres de las cuatro partes del cuerpo mencionadas son monovocálicas? ¿Y además de la misma letra?

miércoles, 9 de abril de 2014

Alfabetos reducidos

Sin duda, uno de los entretenimientos lingüísticos con más posibilidades del panorama ludolingüístico es la creación de textos utilizando solo una parte del alfabeto. Puede ser, por ejemplo, usando solo la primera mitad del abecedario, o solo la segunda. Puede ser utilizando todas las consonantes pero solo una vocal, lo que nos dará textos monovocálicos (ver El jefe y Clara). Puede ser usando solo letras que son simétricas (ver Simetrías). O puede ser también según la disposición de las letras en el teclado de un ordenador: utilizar solo las que se teclean con la mano izquierda, solo las de la derecha, etc.

El ejercicio que os presento hoy parte de la disposición horizontal de las letras en el teclado; es decir, según la línea en la que están. Así, con las 10 letras de la línea de arriba de un teclado qwerty, es sencillo crear un texto, porque tenemos cuatro vocales (e, i, o, u). Por ejemplo:

Repito: quiero que Pepe toree otro toro tuyo. Que toree por ti, Roque, pero que retire tu potro torpe y tu perro.
Y quiero que Puri te opere: que retoque tu tipo roto y te quite torpor. ¿Y tu torre, Teo? Yo trepo y tiro tu ropero retro y tu opio puro.
¡Y Wert, oye, erre que erre!

Con la línea de en medio, la cosa se complica bastante más, porque solo hay una vocal (a) y 9 consonantes. Así que cualquier texto que hagamos será un texto monovocálico en a. Un ejemplo:

Gala halaga a Kafka: da lasaña, sala las agallas, asa las alas al gas. ¡Hala! ¡A jalar!
Halla gafas falsas, fajas sajadas, gasas dañadas, dagas ajadas... ¿Hadas? ¡A las Fallas!

¿Y con la línea de abajo? Ahí sí que la cosa resulta imposible… a menos que utilicemos las 7 consonantes como abreviaciones o similar. Os propongo el siguiente ‘texto’:

CV x BCN MMXV
(Traducción: curriculum vitae para Barcelona 2015).

En fin, un entretenimiento como otro cualquiera, si bien algo más complejo. ¡Inténtalo! Pero, como digo siempre, sin prisas si quieres lograr un resultado satisfactorio.

miércoles, 2 de abril de 2014

Probable

En anteriores ocasiones (Una patilla es una pata corta, Aumentativos falsos), te he hablado de derivados falsos, surgidos simplemente al pasar determinadas palabras por el tamiz de una interpretación ludolingüística. Vamos, tras buscarle cinco pies al gato el que esto escribe con el único objetivo de divertirse un poco.

En el texto anterior (Prorruso), hablé de pasada del prefijo pro-, cuyo significado es que alguien o algo es favorable o propenso a lo que indica la palabra que sigue: así, un prorruso es alguien favorable a lo ruso. También mencioné los prefijos anti- y contra-.

Aprovechando la ocasión que me procuran esos prefijos, hoy voy a seguir con lo de los cinco pies y lo de la diversión. Veamos:

-       Si estoy a favor del bable, ¿soy probable?
-       Si mi tío prefiere el queso feta a cualquier otro tipo de queso, ¿es un profeta?
-       Si mi tía prefiere la teína del té a la cafeína del café, ¿es una proteína?
-       Si, entre alfa y beta, mi hermana se inclina por beta, ¿es una probeta?
-       Si la pianista es más proclive a la fusa que a la semifusa, ¿es una profusa?
-       Si a las bicis normales prefiero las bicis con motor, ¿soy un promotor?
-       Si prefiero la montaña y no me gusta nada el llano, ¿soy un antillano?
-       Si mis vecinas no pueden ver ni en pintura ni vides ni parras, ¿son unas antiparras?
-       Si son contrarias a hacer señas cuando juegan al mus, ¿son dos contraseñas?
-       Si estoy en contra de todo aquel que no llega al metro y medio de altura, ¿soy un contrabajo?
-       Si estoy a favor del dólar y en contra del peso, ¿soy un contrapeso?
-       Si estoy en contra del bando del alcalde, ¿soy un contrabando?

Entonces ya lo hacía y ahora lo reitero: te invito a dar rienda suelta a tu imaginación y a descubrir falsos derivados de tu propia cosecha. ¡Divertirse con la lengua es tan sencillo!