Cuando el estallido inicial de los periódicos gratuitos, durante una temporada hubo en Madrid uno deportivo: llevaba por cabecera DxT, así tal cual. La primera vez que lo vi, no supe a qué atenerme, porque leí 'de-equis-te', cosa que no me proporcionaba ninguna pista sobre el contenido de la publicación. Luego, al ver que las noticias eran todas de carácter deportivo, caí en la cuenta: había que leer DxT como 'de-por-te'.
Eso de utilizar los nombres de las consonantes como si fueran sílabas y crear palabras con ellas es un mecanismo de creación ludolingüística. Es el camino contrario que han recorrido palabras ya consolidadas como elepé (procedente de la pronunciación de las consonantes LP) y otras (ver El siglo de las siglas).
Es un recurso del que se sirven algunas empresas o establecimientos para tratar de destacarse del resto. En mi barrio, por ejemplo, existe un establecimiento que emplea, al mismo tiempo, letras y números en su denominación:
Recuerdo ahora una ecuación que, en la época en que nos tocó aprender binomios y polinomios, circulaba entre los educandos:
2P2+K2 y A+A2 = KK
Desde una perspectiva matemática, no tiene ningún sentido por supuesto; desde una perspectiva ludolingüística, es la puerta a un mundo de divertimentos varios. ¿Te apetece entrar?
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