miércoles, 29 de octubre de 2014

En bus al zoo y en bici al cine

En lingüística, se habla de acortamiento cuando se produce la reducción de una palabra, por alguno de sus dos extremos, para crear otra palabra nueva. Me imagino que este fenómeno se habrá manifestado también en otras épocas pretéritas del español, pero es en la actualidad cuando parece perseverar esta tendencia al mínimo esfuerzo también en la lengua. Si no, véase la multitud de siglas con la que convivimos en nuestros días (ver El siglo de las siglas).

Hablando de acortamientos, ahí te indico unos cuantos que seguro que conoces muy bien y has utilizado en numerosas ocasiones:
-       cine (por cinematógrafo);
-       foto (por fotografía);
-       zoo (por zoológico);
-       bici (por bicicleta);
-       tele (televisión);
-       bus (por autobús);
-       moto (por motocicleta);
-       profe (por profesor);
-       boli (por bolígrafo);
-       seño (por señorita);
-       rotu (por rotulador)…

Algunas palabras acortadas se utilizan básicamente en ámbitos, digámoslo así, no generales. Es el caso de seño, rotu, profe, más usadas en el ámbito escolar. La mayoría, sin embargo, son plenamente aceptadas y utilizadas por todos los hablantes. Algunos acortamientos ya se perciben, incluso, como palabras independientes y con vida propia. ¿Acaso te ha invitado alguien alguna vez al ‘cinematógrafo’? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que oíste a un padre decir que iba a llevar a los niños al ‘zoológico’? ¿Y alguna vez te han preguntado si te gusta montar en ‘motocicleta’?

Es en el ámbito juvenil en el que parece haber una mayor predisposición a los acortamientos lingüísticos. En los últimos años hemos visto aparecer unos cuantos:
-       Buen finde (por fin de semana).
-       Un peinado talco (por tal como te levantaste).
-       Un producto de marca nisu (por ni su padre / madre la conoce).
-       Hacerse un simpa (por sin pagar; es decir, marcharse de un establecimiento sin pagar).
-       ¿Qué tal estás? Maso (por más o menos).

Ahora bien, que estas nuevas palabras se consoliden y pasen a formar parte del acervo lingüístico general, eso ya es otro cantar… aunque parece que algunas ya lo van logrando. Mira este ejemplo extraído de un folleto publicitario:


Y este otro sacado de 20minutos.es (01/07/2013):


Por cierto, si sientes curiosidad por saber por qué simpa se escribe con m, en Balompié en Ciempozuelos hallarás la respuesta.

miércoles, 22 de octubre de 2014

El 'si' fantasma

Hace ya algún tiempo hablé aquí de la sorpresa que produce encontrarse con palabras que, en determinadas frases, no tienen ningún significado, es como si no estuvieran presentes. En concreto, mencioné el adverbio de negación no (ver El ‘no’ fantasma) y puse ejemplos de frases que, siendo diferentes solo en la presencia o ausencia del no, significaban exactamente lo mismo. Uno de esos ejemplos:
Es mejor correr que llegar tarde  /  Es mejor correr que no llegar tarde

Pues bien, lo mismo ocurre con si en la locución adverbial apenas si. En ‘El hombre que confundió a su mujer con un sombrero’, de Oliver Sacks, me he encontrado con la frase siguiente:
«Pero lo que implican estos síndromes […], eso apenas si ha sido abordado, ni siquiera hoy en día.»

Si decimos «… apenas ha sido abordado…», ¿no decimos lo mismo?

Algunos ejemplos más:
-          La defensa apenas tuvo trabajo en todo el choque  /  La defensa apenas si tuvo trabajo en todo el choque
-          El sector debería liquidar 100 millones de dólares por día y ahora apenas supera los 50 millones  /  El sector debería liquidar 100 millones de dólares por día y ahora apenas si supera los 50 millones

¿Acaso no decimos lo mismo en ambas frases? Pues eso.

Y, para terminar, otro ejemplo ilustrado, extraído de la-razon.com:


No estaría mal que el periodista que escribe el texto y el periodista que edita los títulos se pusieran de acuerdo para escribirlo igual, ¿verdad? Es para lo que sirven los libros de estilo de los medios de comunicación… entre otras cosas.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Con don Quevedo

Una monja en un convento está escribiendo una carta a Monseñor y no sabe si ponerle Monseñor o don Monseñor; así que para no meter la pata, le pregunta a la madre superiora:
—Madre, ¿Monseñor se pone con don?
 La madre le dice:
—Pero por supuesto que se pone condón hija; si no, este convento sería una guardería.

Lo llaman disociación, y puede dar lugar a chistes o historietas hilarantes como el anterior.

Es también el caso de aquella anécdota que se cuenta de Quevedo, que llamó coja a la reina de turno… con sutileza. Se presentó ante ella con un clavel en una mano y una rosa en la otra, y le espetó:
—Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.

Viéndolo así por escrito, ninguna reina se molestaría por el pareado que le dedica el insigne poeta. Ahora bien, si el pareado no está escrito sino que el insigne poeta lo recita y, además, el insigne poeta tiene fama de meterse con los poderosos siempre que puede y, encima, la destinataria del pareado cojea, a lo mejor la reina ya empieza a amoscarse un poco… A menos que le haga tanta gracia el equívoco, que el amoscamiento quede compensado.

Estos episodios muestran que, en ocasiones, lo dicho y lo escrito no necesariamente transmiten el mismo mensaje, aun siendo la frase la misma. Y es que, en lo escrito, el comienzo y el final de cada palabra no ofrecen duda, y las pausas están perfectamente marcadas. Lo que no es el caso de lo dicho: las palabras se enlazan con la de delante y la de detrás y, en ocasiones, pueden dar lugar a malas interpretaciones.

Esto de modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinta forma sus sílabas es un mecanismo presente también en las adivinanzas. Unos ejemplos que seguramente conozcas:
—Oro parece, plata no es. ¿Qué es?   [plátano]
Y lo es y lo es y no lo aciertas en un mes.   [hilo]
Este banco está ocupado por un padre y por un hijo. El padre se llama Juan, y el hijo… ya te lo he dicho.   [Esteban]

Otro episodio de frase equívoca, este bien real, lo protagonizó una campaña institucional de Telemadrid, cuando Esperanza Aguirre era presidenta de la Comunidad de Madrid:


En este caso, basta con decir la frase en voz alta, cambiando un poco la acentuación de la primera palabra, para que el mensaje transmitido sea diferente:

Espe jode lo que somos

Para quien no lo sepa, cabe decir que a Esperanza Aguirre se la llamaba popularmente Espe.

En fin, que la campaña duró lo que tardaron los operarios en eliminar todos los carteles que acababan de colocar. Y lo curioso del caso es que un responsable de la campaña comentó en algún medio de comunicación que el lema con el que habían estado trabajando era "Reflejo de lo que somos", pero que a algún lumbreras, con mando en plaza, supongo, se le ocurrió cambiarlo en el último momento. Se lució, vamos. ¡Cosas de la vida!

No quiero terminar sin dejarte unos cuantos ejemplos más de palabras y expresiones disociadas para que te animes a crear una historieta, un chiste, una adivinanza… que den lugar a un equívoco. Ahí van:
-       suministro | su ministro
-       envergadura | en verga dura
-       Extremadura | extrema dura
-       envaina | en vaina
-       demente  | de mente
-       esconde | es conde
-       hacendados | hacen dados
-       socialista | socia lista

¡Anímate! Y me cuentas el resultado, ¿vale?

miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Somos o no somos?

Avellanas, Ana lleva. Anita lega gelatina. Liga. Azuza, ágil, sopapos:
—¡Yo, hoy, yo soy la rural!
Oír a Darío:
—Rey ayer, Salomón, no molas. ¿Amor a Roma? ¡Amad a la dama! Allí ves Sevilla: aroma a mora.
Adán nada:
—Yo voy. ¡Arriba la birra!

Si has leído el texto anterior, es muy probable que no te hayas enterado de nada y puede que tengas que leerlo otra vez para tratar de entender de qué va la cosa. ¡Ah! ¿Que ya lo has hecho y sigues sin enterarte de nada? Bueno, veamos. ¿Y si te lo presento así?

Avellanas, Ana lleva.
Anita lega gelatina.
Liga. Azuza, ágil,
sopapos:
—¡Yo, hoy,
yo soy
la rural!
Oír a Darío:
—Rey ayer,
Salomón, no molas.
¿Amor a Roma?
¡Amad a la dama!
Allí ves Sevilla:
aroma a mora.
Adán nada:
—Yo voy.
¡Arriba la birra!

¿Que es lo mismo, exactamente el mismo texto y sigues sin pillar el mensaje? Vale, no te preocupes. En realidad, la intención de este texto no es transmitir un mensaje, digámoslo así, profundo. No es comunicar algo partiendo del significado de las palabras empleadas. El objetivo es mucho más mundano: divertirse un poco, hacer un ejercicio ludolingüístico.

Ahora, míralo con otros ojos. No te fijes en el significado, sino en la forma de las palabras o frases. ¿Verdad que ahora sí que lo pillas? ¡Eso es! Se trata de un texto formado por palíndromos. Cada línea es un palíndromo: se lee igual del derecho que del revés.

¿Pillado? ¿Sí? Pues, a ver si te animas. ¡Venga! ¡Inténtalo! Que eso de utilizar la lengua para divertirse es un objetivo tan válido como cualquier otro.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Balompié en Ciempozuelos

Me imagino que más de uno se preguntará por qué el otro nombre español del fútbol es balompié, con m, si balón se escribe con n.

Y probablemente le ocurra lo mismo con estas otras palabras:
-       ciempiés (cien + pies);
-       Ciempozuelos (cien + pozuelos), una localidad madrileña;
-       sambenito (san + benito);
-       sambernardino (natural de San Bernardo, Chile);
-       samblasino (natural de San Blas, Panamá);
-       sampedrano (natural de San Pedro, Paraguay)…

La explicación académica es que siempre se escribe m (y no n) ante b y p, como en Colombia, recambio, improperio, empresa…

Esta norma se debe tener muy presente, sobre todo, en palabras compuestas que tienen un elemento que termina en n seguido de otro elemento que empieza por b o p. Aunque nos parezca un poco raro, debemos poner m. De ahí que escribamos balonmano y balompié; inacabable e impagable; enlatar y embotellar; conciudadano y compadre

Ocurre, en este caso, algo similar a lo que ocurre con Prorruso, donde la duplicación de la r para que se mantenga la pronunciación fuerte de ruso nos resulta chocante porque desfigura la palabra original. Aquí, la transformación de la n en m afea un poco la palabra original, y nos cuesta aceptarlo. Un ejemplo reciente extraído de cadenaser.com/canarias:


Así que ya lo sabes: si te gusta darle al balón con el pie en un lugar con muchos pozos alrededor, lo tuyo es jugar al balompié en Ciempozuelos.