miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Somos o no somos?

Avellanas, Ana lleva. Anita lega gelatina. Liga. Azuza, ágil, sopapos:
—¡Yo, hoy, yo soy la rural!
Oír a Darío:
—Rey ayer, Salomón, no molas. ¿Amor a Roma? ¡Amad a la dama! Allí ves Sevilla: aroma a mora.
Adán nada:
—Yo voy. ¡Arriba la birra!

Si has leído el texto anterior, es muy probable que no te hayas enterado de nada y puede que tengas que leerlo otra vez para tratar de entender de qué va la cosa. ¡Ah! ¿Que ya lo has hecho y sigues sin enterarte de nada? Bueno, veamos. ¿Y si te lo presento así?

Avellanas, Ana lleva.
Anita lega gelatina.
Liga. Azuza, ágil,
sopapos:
—¡Yo, hoy,
yo soy
la rural!
Oír a Darío:
—Rey ayer,
Salomón, no molas.
¿Amor a Roma?
¡Amad a la dama!
Allí ves Sevilla:
aroma a mora.
Adán nada:
—Yo voy.
¡Arriba la birra!

¿Que es lo mismo, exactamente el mismo texto y sigues sin pillar el mensaje? Vale, no te preocupes. En realidad, la intención de este texto no es transmitir un mensaje, digámoslo así, profundo. No es comunicar algo partiendo del significado de las palabras empleadas. El objetivo es mucho más mundano: divertirse un poco, hacer un ejercicio ludolingüístico.

Ahora, míralo con otros ojos. No te fijes en el significado, sino en la forma de las palabras o frases. ¿Verdad que ahora sí que lo pillas? ¡Eso es! Se trata de un texto formado por palíndromos. Cada línea es un palíndromo: se lee igual del derecho que del revés.

¿Pillado? ¿Sí? Pues, a ver si te animas. ¡Venga! ¡Inténtalo! Que eso de utilizar la lengua para divertirse es un objetivo tan válido como cualquier otro.

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