miércoles, 14 de enero de 2015

Sin inmunidad, pero con impunidad


Ahora que acaba de estar en cartelera en Madrid esta obra de teatro, parece buen momento para sacar a colación la confusión que se produce en ocasiones entre inmunidad e impunidad, entre inmune e impune.

Dice el DRAE que inmunidad es la cualidad de inmune, y que inmune significa, entre otras cosas, exento de ciertos oficios, gravámenes, cargos o penas.

Indica también que la expresión inmunidad diplomática se refiere a la inmunidad de que gozan los representantes diplomáticos acreditados cerca de un Gobierno, sus familias y demás personal de las embajadas o legaciones que no es súbdito del país en que estas residen. Y también señala la existencia de la expresión inmunidad parlamentaria, que es una prerrogativa de los parlamentarios, que los exime de ser detenidos o presos, procesados y juzgados sin autorización de la Cámara a que pertenecen salvo en los casos que determinan las leyes.

Por otro lado, el DRAE define impunidad como falta de castigo e impune como que queda sin castigo.

Claro, ¿verdad? No debería haber lugar a dudas, ¿verdad?

Pues no. En agosto circuló en los medios de comunicación una noticia acerca de un informe de Amnistía Internacional sobre la situación en Afganistán. Muchísimos medios la recogieron con titulares parecidos a estos dos:



Siempre diciendo inmunidad, en vez de decir impunidad, que era lo adecuado en este caso.

A uno, que siempre se sorprende, y no precisamente de forma grata, al descubrir que a algunos profesionales de la comunicación les importa más bien poco escribir correctamente, le entró un no-sé-qué lingüístico y se acercó al origen de la noticia para ver qué se decía. Sabido es que, en ocasiones, los medios de comunicación se limitan a reproducir tal cual las notas o comunicados de prensa que reciben de instituciones, empresas y organizaciones varias. Así que me dije que quizá el origen de la noticia fuera también el origen del ‘pecado’.


Pero en el comunicado de prensa de Amnistía Internacional no se hablaba de inmunidad ni tampoco de impunidad, ni en el titular ni en el resto del texto. Así que no, no se trataba de un ‘pecado original’.

Intrigado por este sinsentido ¿cómo es posible que una enorme cantidad de medios de comunicación cometan el mismo error al titular una noticia cuando la fuente de esa noticia no menciona siquiera la palabra de marras?, caí en la cuenta de que todas las noticias que incluían el error indicaban una misma fuente: la agencia EFE (no Amnistía Internacional)…


… y EFE había metido la gamba hasta el corvejón.

Es decir, que el original no había pecado, pero sí lo había hecho el primer copista… y a partir de él, que seguramente quedó impune, todos los demás. ¡Para que vaya uno fiándose de los intermediarios!

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