En la Gramática
de la lengua castellana, de Antonio de Nebrija (1492), se dice lo
siguiente:
Las conjugaciones
del verbo son tres: la primera, que echa el infinitivo en -ar, como 'amo',
amar; 'enseño', enseñar; la segunda, que echa el infinitivo en -er, como 'leo',
leer; 'corro', correr; la tercera, que echa el infinitivo en -ir, como 'oigo',
oir; 'huyo', huir.
Es
decir, ya aparece el verbo amar como
modelo de la primera conjugación.
En la
primera gramática de la Real Academia Española, Gramática
de la lengua castellana (1771), aparecen los tres verbos,
amar, temer y partir, como
modelos de las tres conjugaciones.
¿Por
qué estos verbos fueron los elegidos y no otros?, se pregunta uno, curioso por
naturaleza de estas cosas. Y a uno no le queda más remedio que confesar que no
sabe por qué. Pero uno, que no se rinde tan fácilmente, encuentra la
explicación proporcionada por Verónica Sukaczer en su blog ‘La vida con subtítulos’… y no
puede evitar pensar en que una situación similar bien podría haber sido el
origen de estos verbos como modelos de la conjugación regular.
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