Los
ludolingüistas lo llaman contrapié: escribir una frase en la que se pueden
intercambiar dos letras que están en la misma posición en dos palabras
diferentes para, sin llegar a mostrarlo explícitamente, dejar entrever otra
frase con un sentido, digamos, irreverente, inconveniente, poco políticamente
correcto, por emplear una denominación de nuestros días.
Es
sustancial no desvelar el resultado final. Hay que dejárselo al lector, que lo
descubra él. Claro, que puede ocurrir que el lector no se entere nunca de ese
mensaje escondido. Pero, ¡qué le vamos a hacer!
Te
propongo aquí unos cuantos ejemplos, sencillos, de mi cosecha, para que te
animes a buscar los mensajes escondidos. Veamos:
— Un mojón de cono
— Un moño y un canto
— Una buena chica lija
y pela
¿Los
has descubierto? ¿A que sí? ¿Te animas ahora a crear algunos contrapiés de tu
propia cosecha? Si tu respuesta es sí, debes saber que el primer paso es
encontrar parejas de parónimos. Además, no hay por qué ceñirse al intercambio de
letras en posición inicial; nada impide hacer contrapiés con letras en otras
posiciones.
¡Venga!
¡Manos a la obra!
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