No lo había oído ni leído nunca… hasta el mes pasado, en que pude verlo escrito de la mano de Moisés Naím en el texto ‘Escenas de una democracia’ (El País, 21/04/2013):
"… y con un objeto contundente le rompieron la cara, lo que ameritó 14 puntos de sutura."
No lo había oído ni leído nunca hasta entonces y, por lo tanto, no formaba parte de mi vocabulario. Sin embargo, no me costó nada entenderlo: …requirió 14 puntos de sutura.
Luego, acudí al diccionario para cerciorarme de la existencia del verbo y tratar de desentrañar el porqué de mi ignorancia. Y el diccionario me dio la explicación: se trataba de un vocablo de uso en América. ¡Ajajá! Me quedé satisfecho, mi ignorancia estaba más que justificada: yo no soy americano.
Unos días después, casualidades de la vida, volví a encontrarme con él. Esta vez, de la mano de Naiara Galarraga, en la entradilla de la información ‘Excusez-moi’, deje sitio al español’ (elpais.com, 25/04/2013):
“La pujanza mundial del castellano amerita mayor presencia en la diplomacia.”
Una vez más, no me costó nada entenderlo: …merece mayor presencia en la diplomacia.
Y es que el español tiene eso: somos tantas las personas que lo hablamos y tantos los acentos, que una misma cosa se puede decir de múltiples maneras… y hay muchas probabilidades de que todos lo entendamos.
Es lo que tiene pertenecer a una comunidad lingüística de tropecientos millones de hablantes. O mejor dicho, de chorrocientos millones de hablantes.
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