En Los malos
no ríen (El País, 08/01/2015), Javier Pérez Andújar escribe lo siguiente:
… trabajaba en el parque del Retiro
de Madrid un titiritero […] Como se llamaba Manuel de la Rosa escribió un libro
titulado ‘Manual de la risa’ por Manuel de la Rosa…
En el
crucigrama de Mambrino (mismo periódico y día), la segunda definición del 1
vertical es ‘Corriendo mucho por Castilla,
a toda…’. Y la respuesta es: pastilla
¡Vaya
coincidencia! Dos paronomasias en el mismo periódico el mismo día. ¡Es todo un
hallazgo! Para un ludolingüista ojo avizor siempre a la caza de buenas presas,
se trata de una circunstancia muy interesante.
Unas semanas
después, en publico.es, apareció el siguiente titular (el subrayado es mío):
Se habla de
paronomasia cuando dos palabras de la misma extensión se diferencian solamente
por una letra.
Suele ser
sencillo encontrar parónimos en palabras cortas, de cuatro o cinco letras. Un
ejemplo es la serie paso peso piso poso puso, donde solo cambia la vocal (ver Ba, be, bi, bo, bu y Ma, me, mi, mo, mu, para
descubrir cómo aprovechar las series de este estilo).
Otro ejemplo
es bardo cardo dardo fardo nardo sardo tardo, donde cambia la primera
consonante.
El juego se
va complicando a medida que se incrementa el número de letras. Lo cual es
lógico, por cierto. Y uno, al que le van las complicaciones lingüísticas, que,
dicho sea de paso, también son divertidas, se entusiasma cuando va encontrando
parónimos más largos:
– De 6
letras: idioma | idiota, collar | callar…
– De 7
letras: cerveza | certeza…
– De 8
letras: invierno | infierno, sociedad | suciedad…
– De 9
letras: pesadilla | peladilla…
¿Te animas a
seguir? ¡Venga! ¡A ver hasta qué número de letras llegas!
Tampoco hace
falta que los parónimos sean totalmente académicos. Con que sean comprensibles
vale. Por ejemplo:
– De 11
letras: iconoclasta | iconoplasta