Ya he hablado
en otra ocasión (Interroguexclamo) de que en español se usan dos signos, uno de apertura (¡) y otro de cierre (!), en
las frases exclamativas. Esta peculiaridad del español —en las lenguas vecinas
solo se usa el de cierre— parece que se va perdiendo poco a poco. No hay más
que asomarse a las calles de mi ciudad y prestar un poco de atención a la
cartelería: cada vez es más frecuente ver que el signo de apertura ha
desaparecido.

O que el
signo de apertura se ha transformado en signo de cierre… por vete tú a saber
qué circunstancias.
El caso es
que todos tenemos derecho a quejarnos, a expresar nuestra alegría, nuestra
sorpresa o lo que nos dé la gana. Pero, ¡hombre!, habría que procurar hacerlo
correctamente. No cuesta tanto, ¿verdad?
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