Un hijo le pregunta a su padre:
– Papá, ¿qué significa ubérrimo?
Y el padre responde:
– Feraz, hijo mío. Significa feraz.
Este chiste, que contaba un conocido mío, gallego él, nunca tiene mucho éxito. La gente no lo entiende. O, al menos, no lo entiende a la primera. Necesita que se lo expliquen. Y ya se sabe: un chiste explicado pierde toda su gracia.
Y la gente no lo suele entender porque no es habitual que conozca el significado de las palabras ubérrimo y feraz. Y precisamente la gracia del chiste está en eso, en saber qué significan esas palabras y en saber que poca gente conoce su significado, y mucho menos un niño. Y así uno puede imaginarse la cara, de perplejidad, como poco, del hijo ante la respuesta, incomprensible, de su padre.
Ya he hablado aquí en otra ocasión de palabras poco conocidas (ver El mocárabe, marzo 2013). Hoy voy a mencionar algunas más.
Otra palabra que significa lo mismo que ubérrimo y feraz, y que es igual de poco conocida es opimo. ¿Verdad que no la habías oído nunca?
¿Y pensil? A lo mejor te suena una obra titulada ‘El Florido Pensil’, de Andrés Sopeña Monsalve. Pero seguramente no la has oído nunca en boca de algún conocido tuyo, ¿verdad?
Y, ya que andamos metidos en el ámbito campestre, ¿qué me dices de azuda? ¿Y de biznaga?
Recuerda: el diccionario siempre ayuda. Si eres curioso, no lo dudes.
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