Leyendo ‘El enredo de la bolsa y la vida’, de Eduardo Mendoza, me he encontrado con la siguiente frase que pronuncia uno de los personajes:
— […] Contigo habría sido distinto: viejos camaradas unidos en una última aventura, hombro con hombro o codo con codo, que las dos formas admite el diccionario. […]
¡Curiosa frase en boca de un personaje de novela!
Y si Eduardo Mendoza lo ha escrito, así será, que él es más ducho que yo en estas cosas. Así que, como dice, para indicar que dos personas colaboran estrechamente, el hablante de español puede utilizar la parte del cuerpo que prefiera: el hombro o el codo. Curioso, ¿no?
Esa frase me trajo a la mente el caso de otras dos expresiones que utilizan también partes del cuerpo y que también son intercambiables entre sí, porque sirven para indicar lo mismo: si queremos decir que algo ha costado mucho, podemos utilizar la expresión costar un ojo (o un ojo de la cara) o la expresión costar un riñón. Al igual que ocurre con el caso anterior, aquí también se puede utilizar la parte del cuerpo que prefiramos.
De hecho, en cierta ocasión leí la frase siguiente:
Unos le decían que el viaje le iba a costar un riñón; otros, que un ojo de la cara. Tuvieron razón los segundos: volvió tuerto de sus vacaciones.
Por cierto, ¿te has dado cuenta de que tres de las cuatro partes del cuerpo mencionadas son monovocálicas? ¿Y además de la misma letra?
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