Ya he hablado en otra ocasión de la etimología (ver Pendejuelas y churreterías). La verdad es que siempre me ha parecido una manera interesante y muy entretenida de conocer una lengua: hurgar en el origen de las palabras, conocer cómo se formaron y evolucionaron proporciona un mejor conocimiento de ellas… y un entretenimiento añadido.
Los especialistas hablan de dos mecanismos principales de formación de palabras: la derivación y la composición. Para no alargarnos mucho, diré que se habla de derivación cuando una palabra deriva de otra por adición de algún afijo; por ejemplo, recordatorio deriva de recordar por adición del sufijo -torio; prerromano deriva de romano por adición del prefijo pre-. Y se habla de composición cuando una palabra se forma por adición de varias palabras o elementos compositivos (también si son de otras lenguas, especialmente del latín y el griego); es el caso de vaivén, lavavajillas y neurología, por ejemplo.
Y lo que a mí siempre me ha fascinado es la maña que se dan determinados elementos compositivos para transformarse con el paso del tiempo, para cambiar su significado original. Bueno, eso es una forma de hablar: en realidad, los elementos compositivos y las palabras no hacen nada de nada; somos nosotros, los hablantes, los que producimos las transformaciones. ¡Vale ya! Basta de cháchara y al grano.
Un ejemplo de lo que estoy diciendo es el del prefijo tele-. Su significado original, procedente del griego, es el de 'a distancia', y así se trasladó a un montón de palabras: telefonía (hablar a distancia), telegrafía (escribir a distancia), televisión (ver imágenes a distancia), telecomunicación (comunicación a distancia), teledirigir (dirigir a distancia), telequinesia (desplazar objetos a distancia)…
Cuando la televisión llegó a convertirse en el principal entretenimiento de los hogares, empezó a aparecer una nueva remesa de palabras formadas con tele-: teleprograma, telefilme, telecomedia, telenovela, telespectador, teleadicto, telebasura, telediario, telenoticias…
En este caso, el significado de tele- ya no es el de lejanía, sino el de televisión. Así que, ahora, tenemos dos significados para tele-: distancia y televisión, y ambos están plenamente vivos.
Otro ejemplo es el de auto-. Su significado original, también procedente del griego, es el de 'propio o por uno mismo': automóvil (que se mueve por sí mismo), autoadhesivo (que se adhiere por sí mismo), autobiografía (biografía de alguien escrita por él mismo), autodestrucción, autodominio, autoestima, autogol, automedicación, autorretrato…
Pero también hay otro grupo de palabras que empiezan por auto- cuyo significado no tiene que ver con el original sino con el de automóvil: autocine, autopista, autovía, autoestop, autódromo, autoescuela…
Estos mecanismos no hacen más que enriquecer la lengua. Lástima que siempre haya quien no acabe de enterarse bien de qué va el asunto:
Si suicidio ya significa matarse a sí mismo, ¿un autosuicidio será matarse a sí mismo dos veces? ¡Ah, no! Debe ser matarse a sí mismo con un coche. Eso es, ¿verdad?
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