Hablaba la semana pasada de los prefijos des- e in- y de que ambos se utilizan para indicar negación o invertir el significado de la palabra a la que se añaden (ver Descomplicada, abril 2013). Esta semana quiero seguir con este mismo asunto, porque han llegado a mis manos un par de ejemplos que muestran que los hablantes de español somos plenamente conscientes de esta función.
El primero es de elmundo.es del 5 de abril. Olga R. Sanmartín nos informa del “documental que Médicos del Mundo ha realizado para denunciar los efectos del decreto que deja sin asistencia sanitaria a los inmigrantes indocumentados”. En el texto de la información, menciona que Álvaro González, presidente de la organización, “se pregunta a dónde nos llevará toda esta política de recortes que no tiene fin, este nuevo In-Salud o sistema que niega la salud”.
Jugando con la denominación abreviada del Instituto Nacional de la Salud y con esa función de negación que tiene el prefijo in-, Álvaro González consigue un resultado impactante: el Insalud se convierte en el In-Salud; el organismo encargado de velar por la salud de la población se transforma en justo lo contrario: un sistema que niega la salud. ¡Muy logrado, la verdad!
El segundo ejemplo es de elpais.com del 3 de abril. Pilar Álvarez nos habla de que “la presión popular de un escrache y la mediación de una diputada del PP frenan un desalojo”. Y titula la información ‘El des-desahucio de Amalia Torres’.
Tampoco es mal hallazgo este, puesto que ya hemos dicho que el prefijo des- invierte el significado de lo que viene detrás: un desahucio que no se ha consumado se convierte en un desdesahucio.
Ahora bien, si desahucio viene de desahuciar y desahuciar está formado con el prefijo des- y el verbo ahuciar, entonces, ¿para qué repetir el prefijo? ¿No nos han dicho siempre que dos negaciones afirman? ¿Por qué no titular simplemente ‘El ahucio de Amalia Torres’? Puestos a ser transgresores… seámoslo a tope.
Genial, Àngel!
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