¿Te acuerdas de El jefe y Clara (julio 2013)? Allí hablaba de los textos monovocálicos: textos escritos con palabras que contienen la misma vocal. ¿Conseguiste hacer alguno? ¡Sí! ¿A que es divertido? Complicado, pero divertido; trabajoso, pero satisfactorio, ¿verdad?
Si piensas que valió la pena, te propongo ahora dar un paso más… y complicarte un poco más la vida. ¡Sí! ¡Es posible complicarse más! ¿Cómo? Haciendo un texto en el que utilices todas las vocales, las cinco, siempre en el mismo orden natural: a e i o u.
¿Que no lo entiendes? Aquí te pongo un ejemplo:
«Ante mí, modúlate, hijo. Una vez vi 'okupas' de nidos: un par de mirlos. Una semilocura de pinzón dura —te digo— un cante. Inoculásteis Portugal de higos. ¿Usastéis los cuadernillos? Luchas, he visto muchas. He sido muda. He sido ruda. Me dijo: ¡Dúchate, mi moruna! Seis con una decido sumar. Perdí los suaves hilos, lugar de mitos... ¿Cuál? Repito: ¡Dúchate, mi moruna! »
En este ejemplo, la secuencia a e i o u se repite 25 veces. Por supuesto, cuanto más largo sea el texto, mucho mejor. Ahora bien, no vale poner las palabras unas detrás de otras al tuntún. Es necesario que el conjunto tenga un sentido, que sea coherente, que las palabras fluyan… cosa que no es nada fácil. No hay más que ver, ¡ejem!, el texto que te he propuesto.
Perseverando, seguro que lo consigues. Sin prisas, releyéndolo varias veces, dejándolo madurar… seguro que logras un texto pentavocálico de primera. Luego, haz la prueba: dáselo a leer a alguien de tu entorno. Si no se da cuenta del artificio pentavocálico, será señal de éxito. ¡Inténtalo!
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