Échales una mirada a estas dos fotografías:
¿No te resultan inquietantes? ¿¡No!? Míralas con un poco más de atención. Fíjate en los textos. ¿Acaso te has cruzado alguna vez con un ‘peatón luminoso’? ¿Y con un ‘niño de colores’?
Ya, ya sé que quienes han escrito estas frases no querían decir eso... pero las frases lo dicen. El orden de las palabras elegido, que es perfecto desde un punto de vista normativo, hace que las frases puedan tener más de una interpretación. Y cada uno puede elegir la interpretación que más le apetezca. Y este uno, que milita en la cofradía de los que gustan de buscarle cinco pies al gato siempre que puede, ludolingüísticamente hablando… Pues eso.
Los entendidos lo llaman anfibología. Y para evitarla, habría bastado con cambiar el orden de las palabras:
- Ropa de colores para niños
- Pasos luminosos de peatones
Lo que pasa es que los hablantes estamos tan acostumbrados a las expresiones ‘ropa para niños’ y ‘pasos de peatones’, que las consideramos como una unidad casi irrompible, y no nos atrevemos a profanarla. Pero, en ocasiones, si quieres que te entiendan, se hace necesaria la profanación. ¡Atrévete, pues!
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