miércoles, 24 de septiembre de 2014

Lómanos y peutas

Si un megavatio es un millón de vatios, ¿un megalómano es un millón de lómanos?

Si un gigahercio es mil millones de hercios, ¿un gigante es mil millones de antes?

Si un terabyte es un billón de bytes, ¿un terapeuta es un billón de peutas?

Si un petabyte es mil billones de bytes, ¿un petardo es mil billones de ardos?

Si un exabyte es un trillón de bytes, ¿un exabrupto es un trillón de bruptos?

Por cierto, ¿sabrías decirme cómo se lee esta cifra: 1 000 000 000 000 000 000 euros? Exacto: un trillón de euros.

Y, ¿sabes cuánto es eso? Para que te hagas una idea de su magnitud, imagínate que tuvieras unas rentitas que te produjeran 1.000 euros cada décima de segundo. Pues necesitarías vivir más de 3 millones de años para llegar a esa cifra. Impresiona, ¿verdad?

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Pendejuelas y churreterías

La etimología es la especialidad lingüística que estudia el origen de las palabras, la razón de su existencia, de su significación y de su forma. Basta con abrir un diccionario (el DRAE, por ejemplo), para toparse con ella:

­– Buscamos la palabra ‘fútbol’, y nos dice que procede del inglés ‘football’.

– Buscamos la palabra ‘etimología’, y nos dice que procede del latín ‘etymologĭa’, y esta palabra, del griego ‘ἐτυμολογία’.

Buscamos la palabra ‘buscar’, y nos dice que quizá sea voz de origen celta, procedente del indoeuropeo *‘bhudh-skō’, que significa conquistar, ganar.

Y así con casi todas las palabras.

Existe también lo que los expertos denominan etimología popular, que es la interpretación espontánea que los hablantes hacen del origen de una palabra relacionándola con otra con la que, en principio, no tiene nada que ver. Esta relación puede producir cambios semánticos o deformaciones fonéticas y gráficas en la palabra. Unos ejemplos:

¿No has oído nunca la palabra mondarina? Seguro que sí. Pues ese es un caso de etimología popular: el hablante, probablemente poco ilustrado, ha cruzado ‘mandarina’ con ‘mondar’ (quitar la cáscara de la fruta), y ha creado mondarina. Tiene su lógica, ¿no crees?

Lo que seguro que no has oído nunca son las palabras pendejuelas y churreterías. Son una creación de Helena, hija de una conocida mía, cuando era chiquilla, que mencionaba  así las ‘lentejuelas’ y las ‘churrerías’. Si lo piensas bien, no andaba muy desencaminada. Las lentejuelas penden; así que pendejuelas es bastante apropiado. Y cuando comes churros, más si son con chocolate, no es raro que te llenes de churretes; por lo tanto, churreterías también está muy logrado.

A veces, estos errores de etimología popular, llamémoslos así, arraigan en la lengua y pasan a formar parte de la norma estándar culta; es decir, ya no se sienten como vulgarismos. Veamos un par de ejemplos:

La palabra cerrojo procede del latín ‘veruculum’, que significa barra de hierro. Al utilizarse para cerrar las puertas, la palabra descendiente de ‘veruculum’ se cruzó con ‘cerrar’ y dio cerrojo en vez de *‘verrojo’. En francés, por ejemplo, la palabra actual conserva la uve inicial: ‘verrou’.

Algo similar ocurrió con miniatura. Esta palabra llegó al español del italiano y, al principio, no tenía ningún sentido de pequeñez: deriva del latín ‘minium’, que significa ‘bermellón’. Pero como las miniaturas (pinturas de color bermellón) solían ser de pequeñas dimensiones, se les dio el significado de objeto diminuto, que es el que tiene actualmente.

Por cierto, si te interesan las miniaturas, no puedes perderte Micromundi, Museu de Miniatures i Microminiatures de Besalú (Gerona): tiene una sala de miniaturas, otra de miniminiaturas y una tercera de microminiaturas. Un ejemplo:

Una caravana de 12 camellos dirigiéndose a un oasis en el ojo de una aguja

¡Que lo disfrutes!

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Luche por la luce



Cuando vio la revista, me preguntó que quién había escrito los textos de portada. En ese momento no supe qué responderle, porque realmente no lo sabía. Pero quise saber por qué ella se interesaba por la cuestión. Me respondió que creía entrever un juego de palabras entre luche y luz y que quería saber si era consciente o pura casualidad. Le pedí que me lo explicara, el juego de palabras, y me sorprendió con lo siguiente: como en italiano luz es luce y se pronuncia como el español luche, quizá el autor de los textos había querido hacer un juego con las dos frases:

Precio de la luz
Luche por el ahorro

Un poco rebuscado me pareció, pero muy bien planteado y, por qué no, perfectamente posible. Y es que ¿por qué restringir las posibilidades ludolingüísticas solo a lo que nos proporciona una lengua?; ¿por qué no va a poder ser posible jugar con dos o más? En un mundo tan interconectado como el actual, ¿quién no conoce otra lengua además de la suya propia, aunque sean solo unas cuantas palabras y expresiones?

Así que, pongámonos manos a la obra, y busquemos frases o palabras en dos idiomas que nos proporcionen gustirrinín lúdico. Pueden ser por su similitud fonética al pronunciarlas:

– Luche por la luce         [español-italiano]

O por su similitud gráfica al escribirlas:

– J'aime Jaime                [francés-español]
– No se ríen rien              [español-francés]
– Sales of sales               [inglés-español]
– Come come!                 [italiano-español]

O porque son bifrontes bilingües; es decir, palabras simétricas:

– Ruedo | Odeur               [español-francés]
– Leer | Réel                     [español-francés]
– Raíl | Liar                        [español-inglés]

O por lo que sea.

¿Te animas a intentarlo?


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Lola, Ana y otros

Tengo una compañera de trabajo que se llama Lola, y siempre me sorprendo cuando la saludo:
—¡Lola, hola!

Otra compañera se llama Ana, y también me sorprendo cuando me despido de ella:
—¡Hasta mañana, Ana!

Y me sorprendo porque, como animal ludolingüista que es uno, estas frases, espontáneas, con eco me emocionan.

Aprovechando la vía abierta por Lola y Ana, ahí van unos cuantos, digámoslo así, conocidos ludolingüísticos más. Veamos:

— Pili Polo, una conocida mía de hace unos años, es paronomástica.

— Sara Baras, afamada bailaora, es palindrómica y, además, monovocálica.

— Rafa Nadal, el tenista, también es monovocálico.

— Alfonso Alonso, político del PP y portavoz parlamentario, es un descarte.

— Lina Lin, mi amiga acupuntora, doctora del Centro Naturópata Tao Zen, es otro descarte.

— Rubén Burén, del que te hablé en Anagramas en el baño, es anagramático.

 ¿Tienes tú algún conocido ludolingüístico en tu entorno? Seguro que sí. Solo hay que estar ojo avizor. Verás como los encuentras.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Miel de La Alcarria

Es por aquellos años de la posguerra española. La distribución de alimentos no es lo que ahora. La abundancia de productos tampoco es para tirar cohetes, dicho sea de paso. Es en Ávila, en una de sus calles, digamos, populares. Un hombre, con carro y burro, por la calle, vocea a quien quiera escucharlo: —¡Que les vaya bieeen! ¡Yo no me queeejo!

Una, dos, tres veces, mientras va calle arriba. Y así una semana y otra y otra más: —¡Que les vaya bieeen! ¡Yo no me queeejo!

La mujer, trasteando en la casa, oye siempre su cantinela, que entra por la ventana. —¡Qué hombre tan amable! —piensa—¡Realmente amable!

Un día lo comenta con la vecina. Le pregunta si sabe quién es ese hombre y por qué dice siempre lo mismo: —¡Que les vaya bieeen! ¡Yo no me queeejo!

La vecina la mira con el ceño fruncido, entre mosqueada y divertida: —Lo que dice es: ¡De La Alcarria mieeel! ¡Traigo buen queeeso!

Esta anécdota, que me contó la hija de la mujer, que, dicho sea de paso, es mi mujer, me da pie para presentar aquí otro par de frases curiosas, como poco. Vamos con la primera:

—¡Creí que mamabas pero, como no mamas, te desteto!

Esta frase es un poco rara, la verdad, incluso dirigida a un bebé. Y si va dirigida a un adulto, ya ni te cuento… a menos que el adulto consiga identificar las reglas del juego en las que se basa: mamabas = m(e) amabas, mamas = m(e) amas y desteto = detesto (dos palabras que son anagramas y, además, muy parecidas). Entonces, probablemente nos reiremos con nuestro descubrimiento:

—¡Creí que me amabas pero, como no me amas, te detesto!

Y ahora, la segunda:

—Como pienso y engordo.

De pequeños, en la escuela, le pedíamos a algún compañero que dijera la primera persona del singular del presente de indicativo de los verbos comer, pensar y engordar. Cuando lo decía, la mofa era automática.
Aquí el juego se produce porque el sustantivo pienso y la forma verbal pienso son parónimos.

Como puedes ver, la creatividad lingüística, aunque sea inconscientemente, no tiene límites. ¡No la dejes escapar! ¡Diviértete!

miércoles, 20 de agosto de 2014

Español americano

Suelo hablar poco del español de América en este espacio. No por nada, simplemente por mis carencias en la materia: siendo uno, como es, de España, el español de América me queda, digámoslo así, un poco lejos. Por eso, las veces que hablo de él no son muchas: La manito, Estacionar el auto, Ameritar, Descomplicada

La comunidad lingüística del español es tan enorme, son tantos los acentos, tantas las formas de decir lo mismo, que su riqueza es inmensa, inabarcable para un mortal… sobre todo si ese mortal no es un nativo hispanohablante, sino un extranjero que quiere aprenderlo.

Hace poco ha llegado a mis manos una muestra de esto que acabo de decir. Se trata de un vídeo que nos lo muestra en clave lúdica y divertida: ¡Qué difícil es hablar el español!

Impresiona verlo, porque le permite a uno hacerse, un poco, a la idea de esa inmensa riqueza de la que hablaba antes. Es un pelín largo (casi 9 minutos), pero seguro que no será difícil encontrar tiempo para verlo entero, en este mes de agosto veraniego y vacacional en España.

Es curioso y divertido… ¿qué más queremos para pasar un rato entretenido?

miércoles, 13 de agosto de 2014

Chachachá

Hace unos meses, en Eco eco, te hablé de un divertimento ludolingüístico consistente en formar frases con sentido, siempre con sentido, en las que una sílaba se repita varias veces seguidas, cuantas más mejor.

También te decía que, para construir frases con 4 repeticiones o más, había que estrujarse bien el magín. Bueno, pues yo lo he hecho y, para que tú te animes también a pasar un rato entretenido con este juego, aquí te presento el resultado de mi estrujamiento ‘maginal’:

-       ¡Diviértete, Tete! ¡Te lo mereces!
[Eco de nivel 5te]

-       ¡Ay! Hay ayayay para rato.
[5ay, si se me tolera la inclusión de la hache]

-       Si comes mucha papa, papá, papada te crece.
[6pa]

-       El bebé bebe bebestibles.
[6be]

-       ¡Cómo bailaba la muchacha chachachá, chaval! ¡Qué maravilla!
[6cha]

-       El bebé, de la mama mama, mamá, mamoncete que es él.
[7ma]

Y, rizando un poco el rizo, llegamos a un eco de nivel ocho indicando la profesión de la muchacha que bailaba tan maravillosamente bien:

-       ¡Cómo bailaba la muchacha, chacha, chachachá, chaval! ¡Qué maravilla!
[8cha]

¿Te desvelo un secreto? El diccionario ayuda un montón al estrujamiento ‘maginal’: en él puedes descubrir palabras ecoicas, como ayayay, poco conocidas pero adecuadas para los fines de este entretenimiento. ¡Úsalo, pues!